“Oh feliz culpa, que mereció tan grande redentor.”

El blog de Paco Llorens
3 min readMar 29, 2021

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Escribí un artículo para la revista Passio (Revista oficial de la Semana Santa de Gandia), para la sección de la Hermandad de la Flagelación:

En nuestra sociedad actual encontramos guerras, opresiones, hambre, difamaciones, dictaduras, pandemia, enfermedades, imposiciones ideológicas, vemos a las familias sufrir por falta de recursos económicos, muertes inesperadas, violencia, especialmente la violencia familiar, divorcios, abusos laborales, manipulaciones educativas, recelos, divisiones, envidias… Si se da una mirada al mundo hoy parece ser que uno no encuentra nada bueno. Baste leer la prensa y encontrar duras noticias; y lo terrible de ello parece ser que nos estamos acostumbrando a esos males.

Por otra parte si hacemos un esfuerzo y tendemos a mirar en positivo encontramos en muchos lugares y estamentos, así como colectivos, una enorme capacidad de diálogo, de entrega, de búsqueda de la verdad, de generosidad, de esfuerzos comunes, de reclamación de derechos universales, de historias de perdón, de aplicación de la justicia…

Lo podremos decir gritando, pero no lo podremos decir más claro. En la gran mayoría de las acciones positivas está la acción o la palabra de la Iglesia. La Iglesia busca el diálogo entre culturas, y lo ha demostrado con los diversos concordatos firmados por los Pontífices en los últimos decenios, los más importantes los de China o los del mundo islámico. La Iglesia está dando de comer a numerosas personas que pasan hambre, no sólo en Asia, África o Hispano América, también en España. Por ejemplo, los inmigrantes del barco Aquarius, están siendo custodiados y cuidados por la Iglesia de Valencia, en la Ciudad de la Esperanza. Las enormes historias de perdón, por ejemplo, en la llamada transición española ha tenido mucho que ver la Iglesia con el Cardenal Tarancón al frente. Las escuelas tanto en el mundo occidental, como en países subdesarrollados, y, sostenidas por la propia Santa Sede a través de la Obras Misionales Pontificias, son un ejemplo de entrega generosa para ayudar al desarrollo de los pueblos y de las futuras generaciones. Sobra hablar de la labor que realiza Caritas a través de cada Parroquia, o la labor que realiza la ONG Manos Unidas, así como un sinfín de organizaciones católicas o de inspiración cristiana, que no tendríamos capacidad para enumerar en este artículo.

Esta falsedad de vida, en este mundo hedonista y superficial, hace que cuando el hombre sufre, sea todavía más traumatizado, y el dolor sea mucho mayor.

Ocultar a Dios de la esfera humana, es abrirlo a una potencialidad materialista absoluta, donde la incapacidad de verdad será la causa de la incapacidad de dialogo, la proliferación de la dictadura relativista, y el acercamiento a un laicismo beligerante, destruirá la garantía de progreso y de convivencia en toda sociedad. Los ataques continuos a la libertad educativa, al valor de la vida humana, a la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, son una causa que, lejos a potenciar el amor, la convivencia, y el crecimiento personal para el bien común, pensará en el bien individual, acrecentando la soledad, y fomentando la división entre las personas y los pueblos.

Precisamente Jesús, fue rechazado por anunciar la paz, el amor, y la concordia humana. ¿Si Jesús fue rechazado, no seremos nosotros también rechazados? No tenemos que tener miedo a ser rechazados, si de verdad nosotros somos portadores de una esperanza nueva, que busca poner a Dios en cada corazón humano, poner en valor, de forma inviolable, la vida del hombre, y potenciar como eje de la sociedad la familia. Siendo así promotores de una educación integral humana, y luchando por la paz, buscando siempre el diálogo, la justicia en la caridad, y potenciando el bien común. No tengamos miedo de la cruz de Cristo.

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